¿Es obligatorio desarrollar competencias comunicativas desde pregrado en un profesional de salud?
- Nayib Liceo Roldan Medina
- 24 nov 2022
- 5 Min. de lectura
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Escuela de Estudios Generales
Nutrición

Resumen
Las competencias comunicativas son las potencialidades que tiene el sujeto de lograr una óptima interacción comunicativa llegando así a determinar el éxito en las relaciones interpersonales. Por tanto, se realizará una reflexión sobre la gran necesidad de desarrollar las competencias comunicativas desde el pregrado en los profesionales de salud en formación a partir de los criterios de algunos autores, estudios y entidades.
Palabras clave: competencias comunicativas, fundamental, profesional de la salud,
relaciones interpersonales.
En estos tiempos modernos, existe una gran demanda hacia el profesional de salud y, por ende, es una tarea de la educación superior universitaria. Por lo cual se aconseja que los futuros profesionales de la salud muestren sus desempeños en contextos reales del aprendizaje. Para alcanzar dicha meta se necesita un cambio de paradigma en la visión que se tiene del estudiante, es decir, concebirlo como centro del proceso de aprendizaje.1 En este ensayo se reflexionará sobre la relevancia que posee el desarrollar las competencias comunicativas desde pregrado en los futuros profesionales.
Además, dentro de las competencias profesionales, sobresale por su importancia el acto comunicativo, pues en el reciente paradigmasociomédico la efectividad de la comunicación constituye la piedra clave ante el desafío de promover cambios en los modos de vida. Tal vez por el hecho de que la comunicación se dé cada día de forma espontánea y constante, ha logrado configurarse una percepción de obviedad que limita la capacidad de reflexión y el análisis objetivo que conlleve un reforzamiento consciente de las competencias comunicativas.
El antropólogo Albert Mehrabian (1971) llegó a la conclusión de que solo un 7% de la comunicación entre dos personas se realiza mediante palabras, un 38% se le atribuye a la paralingüística y el 55% restante se le atribuye al lenguaje corporal. Este aporte, al igual que los de Briz (2008) quien retoma la tridimensionalidad aristotélica del discurso, fueron vitales para la comprensión por parte de estudiantes y docentes de que al hablar en público no se trata de memorizar un contenido para recitarlo ante el grupo, dejando de lado la expresión de las emociones y el adecuado uso del lenguaje corporal.
Asimismo, a partir del supuesto del modelo biomédico, varios países se han preocupado por crear lineamientos que sirvan de juicio para realizar acciones educativas en torno a la comunicación médico-paciente. De esta manera, uno de los primeros trabajos fue el Consenso de Toronto4, el cual buscó identificar las características de una buena comunicación entre ambas partes. No obstante, sugirieron visos de la complejidad de los encuentros interpersonales y se evidenciaron las barreras de las recomendaciones pragmáticas centradas en el paradigma biomédico y utilitarista.
En Colombia, para el Ministerio de Educación Nacional (MEN), el desarrollo de las competencias comunicativas sí es fundamental y necesario, ya que estipuló lineamientos en la educación para las personas de 5 a 16 años; no obstante, en el 2008,emprendió acciones tendientes a la formulación de competencias genéricas para todos los núcleos de formación en educación superior, proponiendo la competencia práctica denominada “comunicación”.
Un estudio mexicano6 describió cuatro modelos de comunicación en la relación médico-paciente. Primero, el modelo de las tres funciones del médico que consiste en responder a las emociones del paciente. Segundo, el modelo clínico centrado en el paciente que presupone que la experiencia del enfermo se dirige a niveles más abstractos. Tercero, el modelo de abordaje sistémico familiar para el cuidado del paciente en donde la familia es el marco vital. Y finalmente, el modelo del autoconocimiento del médico que parte del supuesto de que a partir del discernimiento que el médico obtenga de sus propios sentimientos, puede hacer más fructífero sus encuentros clínicos.
Investigaciones realizadas en nuestro país muestran altas tasas de insatisfacción en los consultorios médicos.7 Según el superintendente de Susalud para el 2017, se reportaron cerca de 50 000 quejas relacionadas con la pésima atención, principalmente al mal trato verbal por parte del personal sanitario.8 Existen pruebas que demuestran que es posible capacitar en estas aptitudes comunicativas a los estudiantes9 y que los métodos de aprendizaje de tipo experimental son los más efectivos.10 Uno de ellos sería el uso de pacientes simulados que es una alternativa costo-efectiva aceptable11.
Por lo tanto, como menciona Aldana (2019) debemos acentuar que el manejo idóneo de la expresión oral supone un desarrollo de habilidades comunicativas que no se dan de manera innata, por lo cual se hace ineludible fortalecer esta competencia, siendo perfeccionada y mejorada a través de la práctica tenaz con el fin de que cada estudiante se convierta en un comunicador eficiente y en un futuro, en un profesional integral y competitivo.
En conclusión, los criterios manejados por los distintos autores, estudios y entidades que establecen importante el desarrollar las competencias comunicativas nos promueve que reflexionemos con la finalidad de realizar un gran cambio hacia la aplicación de una educación basada en el desarrollo de competencias. Además, en la relación médico-paciente no resulta obligatorio, sino imprescindible la efectividad de la comunicación. Por ello, es fundamental propiciar el desarrollo de las aptitudes comunicativas desde el pregrado en los futuros profesionales de salud.
Referencias bibliográficas
1. Beneitone P, Esquetini C, González J, et al (eds.). Reflexiones y perspectivas de la Educación Superior en América
Latina. Informe Final 2004 -Proyecto Tuning- América Latina 2004-2007. Bilbao: Universidad de Deusto; 2007.
[Citado el 25 de octubre del 2022]. Disponible en: http://tuningacademy.org/
2. Mehrabian, Albert (1971). Mensajes silenciosos (1ª ed.). Belmont,
CA : Wadsworth . ISBN 0-534-00910-7.
3. Briz, A. (2008). Saber hablar. Bogotá, Colombia: Distribuidora y editorial Aguilar.
4. Simpson M, et al. Doctor Patient Communication: The Toronto Consensus Statement. BMJ. 1991 Nov 30; 303: 1385 – 7
5. Ministerio de Educación Nacional. (s.f.). Propuesta de lineamientos para la formación por competencias en educación superior. Recuperado de:
https://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-261332_archivo_pdf_lineamientos.pdf
6. Hernández, I., Fernández M. A., Irigoyen A., y Hernández M. A. (2006). Importancia de la comunicación médico paciente en medicina familiar. Medigraphic Artemisa, 8 (2),137-143.
7. Astocondor J, Vilela M, Vallejos J, Solano E, Quispe S, Mejía C. Factores asociados a la percepción de problemas presentados en la consulta médica en cuatro ciudades del Perú. Horiz. Med. 2016; 16(4): 39-47.
8. Pinto H, et al. Comentario al artículo “enseñar y aprender habilidades de comunicación clínica en la Facultad de Medicina. La experiencia de la Francisco de Vitoria (Madrid)”.2019; 20(3): 194-195.
9. Ruiz R, et al. Enseñar y aprender habilidades de comunicación clínica en la Facultad de Medicina. La experiencia del Francisco de Vitoria (Madrid). 2017; 18(4): 289-297.
10. Bermúdez A. La simulación clínica en pregrado: más allá de los simuladores de alta complejidad. Acta Med Perú. 2016; 33(2):169-70.
11. Bosse H, Nickel M, Huwendiek S, Schultz J, Nikendei C. Cost-effectiveness of peer role play and standardized patients in undergraduate Communication training. BMC Medical Education. 2015; 15(1)
12. Aldana, L. (2019). Programa psicopedagógico para mejorar el desarrollo de la expresión oral en las estudiantes del 1° grado b del nivel primario en la IE N°10110. Disponible en: http://repositorio.unprg.edu.pe/bitstream/handle/UNPRG/3672/BC-TES-TMP 2473.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Comments